Si le digo que los asientos delanteros de la Ford Lobo se convierten en cama, que trae un generador eléctrico que sería capaz de trabajar con herramientas en una construcción. Que puede conectar 10 dispositivos a su “Wi-fi” y que usaron acero de grado militar y aluminio en su chasis, no bastaría para comprender su innovación.
La han dejado como un vehículo de lujo en el que bien podría vivir por varios días en el camino, como si fuera un “Truck-office”, pues los espacios debajo de sus asientos traseros son tan amplios y con organizadores de carga que podría hacer su clóset ahí.
Su consola central dobla la palanca de velocidades y se convierte en una mesa de trabajo. Así, no para en innovación por todos los apartados que revisé, inclusive para manejarla a diario, aun con su tamaño, se convierte en la primera pick up con el sistema de estacionamiento autónomo del segmento.
Además de equipar asistencia pre-colisión con freno de emergencia automático y detección de peatones, así como la cámara de reversa con sensores y asistencia de remolque. Todo ello como parte del nuevo sistema llamado “Ford CoPilot360”, al cual le añade el nuevo sistema FordPass que permite controlar varias funciones desde su celular. Desde arrancar el motor, abrir el vehículo, encender luces a todo alrededor del vehículo y hasta controlar su nueva función de generador de energía para aparatos externos.
Otra primicia es que además de sus versiones normales, desde trabajo hasta lujosas, con distintas motorizaciones conocidas en Ford, es la primera híbrida del mercado. Única con este tipo de batería de 1.5 kw/hr, que puede regenerar energía con el movimiento y freno de la camioneta, versión que combinan con un motor V6 EcoBoost de 3.5 litros. Si la marca sigue con su era de asistencia eléctrica en la gama como lo hace con Escape, se nos antoja que la versión híbrida también esté en el mercado mexicano.
La relevancia de esta camioneta para Ford es mayor por lo que debía presentar en esta nueva era una pick up que elevara la expectativa de innovación en todos sentidos. Es tan importante que básicamente no concebimos Ford sin su F-150. En sus versiones altas la hemos conocido como Lobo en nuestro país, en Estados Unidos no lleva ese nombre, pero aquí se convirtió en una marca tan fuerte que ya no le pudieron quitar la denominación “Lobo”.
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La F-150 es tan importante por la cantidad de unidades vendidas y generadora de riqueza para el óvalo azul y lleva casi cuatro décadas siendo uno de los vehículos más vendidos en el vecino del norte. Esto provocando derrama en producción, distribuidores, etcétera, que sabían que no podían ahorrar en ningún apartado.
Como le digo, no entendemos a Ford sin ella, la generación pasada innovó lanzando el aluminio en gran parte de carrocería. Hoy siendo la única en el camino con un tren motor híbrido nos deja pensando ya en la eléctrica que no debería tener ningún problema para poder hacerse en esta generación.
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