Uno de los deportivos que más pasiones levanta está de vuelta. Nissan Z, el auto que ha encantado en cada una de sus generaciones. Porque no es un auto, es una cultura. Un vehículo que desde hace más de 50 años se presentó en Nueva York y que se ha convertido en un ícono de la velocidad y deportividad japonesa.
En aquella época y bajo el nombre de Datsun, fue creado un modelo deportivo, que pudiera estar en las manos de la mayor cantidad de clientes. No un inalcanzable exótico, sino un deportivo de altos vuelos pero que pudiera mantener un volumen certero de fanáticos. Así ha sucedido y ahora estamos ante la séptima generación.
Cada una de sus generaciones pudo durar alrededor de 10 años y todas se convirtieron en modelos de culto, en buena medida por su diseño y prestaciones, pero también por mantener viva la esencia de su concepto. La configuración con caja manual y tracción trasera es la que ha forjado ese legado.
Esta séptima generación es un modelo con líneas mucho menos dramáticas que algunas generaciones anteriores, pero con una belleza que fue inspirada y creada para rendir homenaje al Datsun 240Z, ese vehículo que inició todo. El diseño destaca por los faros más estilizados con una figura similar y un arco LED en la parte superior e inferior.
El cofre de Nissan Z es una pieza de arte con un domo central apenas delineado, las salpicaderas delanteras muy bien definidas y las traseras son espectaculares, como una escultura. Se unen muy bien al techo, el cual mantiene ese color y estilo inspirado en la Katana.
La zona trasera y sus luces mantienen ese aire retro gracias a que retoman elementos de las generaciones anteriores, con cuatro cuerpos horizontales, pero ahora en LED. En definitiva, una silueta muy parecida a la primera generación.
En el interior las soluciones de diseño son muy atinadas. Con tres relojes análogos, sí, con agujas y números fijos por encima del tablero central mirando al conductor, y en el tablero delante del conductor dejaron una pantalla para configurar el modo de visión. Vestiduras en color a combinación de la parte exterior, que lucen muy deportivas, complementan esa atmósfera tan especial.
No podía ser de otro modo. Se trata de un V6 Twin Turbo de 400 caballos de potencia y mantiene la transmisión manual de seis velocidades, sin duda algo que los puristas de la conducción agradecerán. De igual manera estará disponible con transmisión automática de nueve velocidades para quienes prefieran.
Para mantener la rigidez de la carrocería, equipa dos barras de torsión, una sobre el motor y otra en la parte trasera de los asientos.
Se puede decir que es una súper evolución de la plataforma que le da vida, con gran puesta a punto de suspensiones, más potencia, más rigidez y un gran estilo “retro”, al mismo tiempo que juega con los sentimientos de los puristas con la entrega más emocional y prestacional.
Nissan Z es un vehículo que encantará a quienes gustan de ese manejo que solo los vehículos de tracción trasera pueden otorgar, un vehículo que continúa rindiendo honor a su leyenda.
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