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Los motores diésel no requieren una bujía como iniciador.
El funcionamiento de un motor Diésel es diferente a uno de gasolina, esto se debe a los cetanos del diésel.
El esfuerzo requerido por un motor de diésel va más enfocado hacia el torque, arrastre y carga. Y ya lo saben, cuando hay mayor esfuerzo se requiere de un aceite lubricante que proteja el motor y le permita la combustión.
Por lo tanto, el aceite de un motor a diésel es espeso y requiere mayor calentamiento de inicio que el de uno de gasolina.
Durante el tiempo de compresión del motor de 4 tiempos el pistón asciende desde su punto muerto. Así comprime la mezcla de aire y combustible que previamente ingresó por la succión generada por el pistón al descender; y que permitió el ingreso por medio de los inyectores.
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Cuando la compresión del combustible comienza, su temperatura incrementa por la fricción que se genera entre sus partículas al buscar el espacio para donde moverse.
El octanaje se refiere a la capacidad del combustible de ser comprimido antes de explotar por su cuenta. A mayor octanaje, mayor compresión que el combustible resiste.
Por ello si un motor requiere gasolina Premium y se le pone Magna, normalmente tendrá problemas.
En un motor diésel, que tiene una medición distinta (cetanos en lugar de octanos), sucede este proceso de compresión y explosión; por lo que no requieren una bujía como iniciador: tienen un filamento incandescente para apoyar durante el inicio y calentamiento del motor, pero este deja de funcionar una vez que el motor ha alcanzado la temperatura de funcionamiento ideal.
Cuando ocurre la explosión dentro del motor su resultado es la expansión de los gases, la cual mueve al pistón hacia debajo de nuevo e impulsa el cigüeñal del motor; generando el movimiento en el resto de los pistones.
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