A veces me cuesta trabajo creer que existió un momento donde el concepto de vehículo de trabajo y palabras como “seguridad”, “confort”, “manejo” y “uso diario” simplemente no se veían juntos en la misma...
A veces me cuesta trabajo creer que existió un momento donde el concepto de vehículo de trabajo y palabras como “seguridad”, “confort”, “manejo” y “uso diario” simplemente no se veían juntos en la misma oración. Fue el gigante azul quien llegó a cambiarlo todo con Ford F-100.
Lanzada justo al finalizar la Segunda Guerra Mundial, la pick up vino acompañada de muchos vehículos utilitarios producidos en la época. Por lo tanto, ahí quedaba el reto de llevar el coche de trabajo más allá de granjeros y demás profesionistas de equipo pesado. Había que llevarlo al mercado del ciudadano común y corriente.
Un viaje que duró 6 generaciones y al día de hoy permanece con la F-100 como el vehículo más vendido de Ford y uno de los más vendidos a nivel mundial.
Capítulo I: rebelde con causa (1948-1952)
#ViernesVintage arranca en 1948 con la primera Ford F-100 que salió al mundo bajo el simple título F1. Basado en su plataforma de camiones existente, Ford Motors Corporation comenzó por atender lo que consideraba más importante para atraer mercado: el diseño.
Muy fácil habría sido mantener en ese estilo cuadrado y simple que se venía manejando por años en el mercado utilitario. Pero Ford fue valiente en el que llamaron su “vehículo del millón de dólares” haciendo referencia a lo que costó en tanto producción como investigación.
Con una oferta amplia, desde camiones escolares hasta simples modelos de 2 puertas, la F-100 aparece con dimensiones amplias que lo hacían parecer una sola pieza. Estética redonda y bonachona, esta generación pasó a ser parte de la definición de clásico estilo de los 50.
En cuanto a motorización, contaba con tracción ya sea a las cuatro ruedas o trasera (factor que se mantendría más adelante) así como opción de motores de 6 cilindros para otorgar economía o de 8 para otorgar poder al que lo necesitaba.
Capítulo II: Belleza Latinoamericana (1953-1956)
El primer rediseño de Ford F-100 vendría con una apariencia que no volveríamos a ver más en una pick up de Ford.
Primero, empezamos con un cambio permanente al nombre a F-100. Existen puras especulaciones respecto al origen del nombre pero se cree que fue en honor a un jet de la fuerza aérea norteamericana: el F-100 Super Sabre.
Naturalmente, el primer cambio fue hacer de todo un poquito “más”. Dimensiones aumentadas, motores mejorados y un chasis actualizado, más aerodinámico. Quizá ésta sea la generación en la que piensan los coleccionistas cuando mencionas Ford F-100.
No sería el único giro para esta generación porque esta época marcó la primera vez que este vehículo se produciría en América Latina. El país seleccionado: Brasil. El primer paso para llevarla a nuestro país en algún punto.
En términos de motor, regresaba la misma opción de 6 u 8 cilindros que iniciaban en 101 HP a comparación de los 95 HP de la primera generación. Con 8 diferentes modelos para la F-100, distinguibles por el cambio en el número. Entre más alto fuera, más poderosa y fifí era tu pick up.
Capítulo III: la caja mágica (1957-1960)
La tercera visión de Ford F-100 marcó lo que probablemente sería el cómo debe ser la caja de carga en una pick up. Con un cambio brutal no sólo a nivel estético sino mecánico, esta versión se trataba de mayor eficiencia.
Empezamos primero con el rediseño de la caja a uno más lineal para privilegiar el espacio de carga. No sólo se veía mejor para muchos sino que era mucho más barato de producir para Ford.
Pensando no solo en espacio sino en manejo, Ford introdujo en esta generación la posibilidad de tracción a las cuatro ruedas por primera vez. Si había clientela lista para demandar verdadero trabajo a su pick up, ya podía dormir incluso más tranquilo.
Para distinguirla de su predecesora, esta versión contaba con la inclusión de 4 faros delanteros. Además, se redujo a 5 modelos la oferta de los 8 disponibles anteriormente, con motores de tanto 6 u 8 cilindros iniciando en 118 HP y hasta incluyendo un encendedor de cigarro con iluminación para la versión “Custom”.
Capítulo IV: Prueba, error y mudanza a México (1961-1966)
Los cambios que había tenido Ford F-100 en busca de eficiencia y utilidad habían sido significativos. Sin embargo, el fabricante quiso llevar las cosas aún más lejos, nuevamente empezando por la caja.
Ford decidió utilizar una estrategia que permitiría ahorrar aún más en costos de producción: cuerpo de una sola pieza de tal forma para integrar la caja con la cabina; es decir, sin separación alguna.
Controversial desde su propuesta pero esta alternativa resultó en 16% más espacio. De todas maneras, fue eventualmente abandonada en 1963 por problemas que se generaban en la apertura de puertas y un desbalance de peso.
A pesar de todo, la camioneta relució con una nueva cabina de cuatro puertas para más espacio y una motorización de 300 centímetros cúbicos de 4.9 litros que producía 208 HP, la primera vez que superaba la marca de los 200.
Y como también sucedió con nuestra entrega pasada con Dodge Neon, este vehículo también sería recordado con particular anhelo al llegar por primera vez a México. Desde la planta de Cuautitlán, la F-100 se llevó a producirse de manera nacional principalmente a las leyes que favorecían manufactura local. Llegaron dos versiones: ambas con un motor de 289 cu. de 4.7 litros V8 que producía 160 HP.
Capítulo V: De afuera hacia adentro (1967-1972)
Ya con 5 generaciones arriba y un diseño más que probado, los cambios para Ford F-100 llegarían por un rediseño total de la cabina y una extensión en la oferta de motores. El cambio estético sería mínimo, simplemente reduciendo aún más los detalles curvos y reemplazándolo por más líneas rectas.
La gran noticia en cuanto a motorización cuando se anunció la llegada de un motor exclusivo para México: 335 pulgadas cúbicas 5.4 litros V8 fue diseñado por los ingenieros de Ford en México que producía 200 HP.
Otra manera de ubicar las versiones mexicanas fueron nuevos insertos en la parrilla, el diseño del volante y los colores disponibles. Además, para esta versión mexicana en su año final se otorgó la opción de adaptar un sistema de freno hidráulico.
Concentrados en su misión de aumentar todavía más su participación en el mercado, a partir del modelo F-150, se desenvolvía una cantidad enorme de opciones para personalizar tu vehículo de trabajo aún más. Comenzaba a sentirse por muchos como una alternativa genuina para un vehículo de uso diario.
Capítulo VI: Misión cumplida (1973-1979)
Del 73-79, Ford F-100 fue testigo de su generación más exitosa. El. objetivo inicial de Ford de atraer el vehículo a un segmento más abierto y común se había logrado. La camioneta había pasado a ser un ícono de culto, deseado por entusiastas y por los ajenos a la pasión por los coches.
Ficha técnica: Ford F-100 (1978)
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