Lubricar y generar movimiento son sus funciones más importantes.
El líquido de transmisión automática tiene dos funciones importantes en el vehículo, desde su aparición comercial en 1948.
En primer lugar, el líquido de transmisión lubrica, una de estas dos funciones, es disminuir la fricción entre los engranes y componentes que tienen contacto.
Los componentes, especialmente los engranes metálicos, al interactuar entre ellos generan fricción. Esta genera desgaste y altas temperaturas que terminan por debilitar los elementos hasta doblarlos, romperlos o dañarlos.
Al mismo tiempo que lubrica, el aceite de transmisión no permite que la temperatura suba al disminuir la fricción. Sin embargo, si existiera una mayor temperatura, cumplirá la función de enfriar los componentes al entrar en contacto con ellos.
La segunda función del líquido de transmisión automática es generar movimiento, acoplamiento y presión hidráulica. Al estar la palanca de velocidades en posición para avanzar, el volante de inercia del motor moverá la mitad del convertidor de torque.
Este componente está lleno de líquido de transmisión y la otra mitad tiene unas especies como en un turbo cargador; esta segunda mitad esta acoplada con el resto de la transmisión y al moverse todos los componentes internos se moverán.
A partir de este paso, su función será la de generar presión hidráulica; circular por un laberinto llamado cuerpo de válvulas y encontrarse con la resistencia de distintos embragues, balines y resortes. Conforme la presión se incrementa, podrá mover y abrirse paso para la siguiente velocidad.
Puede ser que ahora notes la importancia que tiene agregar un líquido de transmisión automática de calidad a la caja de velocidades de tu auto. Realizar la purga dentro del mantenimiento del auto cada 50 o 100 mil kilómetros, dependiendo el fabricante.
Síguenos en Instagram