La semana pasada les hablé de uno de los vehículos compactos más famosos en nuestro país, el Chevrolet Chevy. Esta ocasión, daremos un pequeñito salto atrás en el tiempo. 32 años para ser exactos. 1963 es el año que recibió el primer vehículo exportado por Nissan al mundo: el Datsun Bluebird 410.
Posiblemente la reencarnación más popular del modelo Bluebird de Datsun, 410 hace referencia al código con el que se le conocía a esta versión. Concebido para llamar la atención del mundo entero, el 410 lo logró y con creces.
Este #ViernesVintage, hablemos de la Segunda Guerra Mundial. Con la finalización en 1945 de uno de los peores episodios en la historia de la humanidad forjó para siempre una filosofía en el pueblo japonés que nos trajo el Datsun Bluebird 410.
La necesidad inmediata de recuperarse en términos no sólo económicos sino humanos llevó a la pequeña isla a considerar la eficiencia y los bajos costos como principal objetivo detrás de sus productos y tecnología. Naturalmente, su industria automotriz no fue la excepción.
Nissan y su filial Datsun ubicaron como principal enfoque producir vehículos sencillos, baratos y de fácil producción en masa, preferiblemente en un sólo bloque para el chasis. Sin embargo, para el inicio de la década de los 60, esa estrategia ya no bastaba. Los inicios del fenómeno de la globalización comenzaban a notarse y Japón sabía que no podía quedarse atrás.
El primer paso del fabricante asiático fue pensar en utilizar el modelo Bluebird, el más vendido en Japón, para ser utilizado como su primer vehículo de exportación. Presente desde 1957, el Bluebird representaba una de las mejores opciones para alguien que quería un vehículo compacto pero al mismo tiempo confiable, todo sin necesidad de una gran potencia.
Para esta nueva generación, Datsun sabía que su modelo necesitaría cambios sustanciales si quería exportarlo. El primero y más radical fue en el diseño. Decidieron tomar inspiración en la estética que a tantos clientes había cautivado por años: el semblante europeo.
Por ello, Datsun contrató a Pinifarina, líder en estética automotriz del modelo para idear un nuevo diseño para el Bluebird 410, tomando inspiración de un vehículo muy italiano, el Lancia Fulvia.
Con ello, Datsun le daría muy poco tiempo a su gente para diseñar el vehículo porque la marca tenía planes para presentarlo en el espacio por definición internacional y de fraternidad: las Olimpíadas de Tokio en 1964.
Listo. El Datsun Bluebird 410 estaba presentado y su cambio estético fue todo un éxito, apelando a la clase y elegancia esperada de vehículos provenientes del viejo continente. ¿Pero qué más podía hacer Datsun para atraer clientes a una marca totalmente desconocida?
Primero que nada, el tamaño se vio afectado. Datsun utilizó un chasis de 4 metros de largo así como una cajuela de largas dimensiones para dar una mejor perspectiva al cliente en cuanto a la robustez del automóvil.
El 410 supuso un cambio bastante notable para la marca al ser su primero modelo de cuerpo monocasco. Esto significaba no sólo más rigidez y una reducción de peso sino que mejoró el manejo del coche. Todo esto se tradujo en un modelo más rápido que cualquiera de los anteriores.
Por dentro, la cabina también gozaba de pretensiones elegantes. El tablero y la instrumentación contaba con acabados en vinilo, muy al estilo europeo. No obstante, nunca salió de la mente del fabricante su esencia histórica: mantener los costos bajos de producción y así tenerlo a venta a un precio muy competitivo.
Por lo tanto, el Bluebird 410 heredó de su antecesor un motor de 1.2 litros que producía 56 HP. Este motor representaba un escalón arriba respecto al de entrada en el país nipón; 1.0 litros para ser exactos.
La mayoría de las unidades producidas por las marcas contaban con una caja manual de 3 velocidades. Sin embargo, de manera opcional, y la preferida por el mercado extranjero, fue la caja de 4 velocidades también manual.
Marzo de 1964, la oferta de Datsun Bluebird 410 cerraría con dos modelos además del icónico sedán, la versión más popular. Existían dos demandas al mercado muy claras: más espacio y más potencia. Ambas fueron atendidas por Datsun de forma individual.
Para las personas que pensaban que el motor original de 56 HP no le daba, Datsun sacó la versión SS del 410. Pensado como deportivo, SS venía con un motor Fairlady que permitió aumentar su potencia a 65 HP aunado a una caja de velocidades manual de 4 cambios. Era distinguible en el camino por sus emblemas SS en el pilar C y una motorización de 1.6 litros que erogaba 96 HP de potencia.
En cuanto a la otra demanda del mercado, las familias grandes que les gustaba el diseño del 410 pero necesitaban más espacio para sus escuincles, Datsun ideó la versión estate: la WP 410.
De por sí el 410 en versión sedán ya tenía un amplio espacio de cajuela; para esta versión aumentó todavía más. La camioneta contaba con una puerta de apertura a la cajuela de una sola pieza para facilitar el acceso.
Además, contaba con un emblema Wagon en la parte trasera del vehículo para identificarla. El familiar de 5 puertas contaba con asientos reclinables para permitir el acceso a la plaza trasera. El espacio había dejado de ser problema para este modelo que también se dividía en una versión estándar y una llamada deLuxe con aditamentos especiales. El motor para el estate era de 67 HP y 1.3 litros, ligeramente más poderoso que el sedán.
El Datsun Bluebird 410 no sólo fue el primer vehículo en ser exportado por parte de Nissan y Datsun como les habíamos comentado. Además, fue su primer vehículo en ser fabricado fuera de Japón. Además de su sede, el 410 sería fabricado por cuestiones de proximidad en Australia y Nueva Zelanda. Pero además, vendría un tercer jugador a la mezcla: México.
Tal fue el éxito de ventas del 410 en nuestro país que la marca japonesa tomó dos decisiones inesperadas. Número uno: el 410 a partir de 1966, su producción comenzaría a desarrollarse en la planta de producción local Civac en Cuernavaca. Y segundo, Datsun le haría una ceremonia especial en un escenario muy similar a su presentación original: las Olimpíadas de 1968 en la Ciudad de México.
En plena etapa de madurez del 410, Datsun anunció lo que sería la última versión de este icónico vehículo con un ejemplar fabricado exclusivamente para este icónico evento.
Un vehículo autografiado por toda la delegación japonesa de atletas participantes en las Olimpíadas en México, unidad que aún se conserva en el museo de Nissan. La idea era despedir el coche como un ícono de modernidad y funcionalidad que evidenciaba lo mucho que había avanzado Japón como productor automotriz. Ya era hora de tomarlos en serio.
Fue este icónico vehículo ágil y confiable con el que Nissan llegó a México no sólo como opción de mercado sino como una posibilidad más de fabricación para las plantas mexicanas.
Gracias a este confiable ejemplar, ahora todos entendemos la leyenda que se ha vuelto Nissan en nuestro país. El Datsun 410 Bluebird demostró que Nissan venía para quedarse. Fue quizá el primero de los candidatos que permitió la expansión de la industria automotriz japonesa al mundo.
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