Todos sabemos que el conducir rápido conlleva un riesgo, sin importar si eres experto o no.
Sin embargo, entre más seguros y protegidos nos sentimos en algo, tendemos a correr más riesgos…
¿Te ha pasado que, entre mayor estabilidad y mejores sistemas de seguridad del auto, no sientes la velocidad? Y sí, cuando menos te das cuenta ya vas a 180 km/h o más.
¿O que al saber que tu auto cuenta con un equipamiento muy completo en seguridad, te sientes más protegido y le pisas más?
Todo esto tiene una explicación a nivel cerebral, y es por ello que es importante conocerlo para no exponerte a conductas de riesgo en tu forma de conducir.
Al final de la nota,te compartimos las impactantes cifras de a cuánto equivale en caída libre, manejar a 120 km/h y 200 km/h.
Este tema volvió a ponerse sobre la mesa con la creciente tecnología automotriz. La industria se ha percatado que, entre más «autónomo» o «automatizado» es el auto, los conductores se distraen más.
¿Por qué pasa esto?
Nuestro cerebro activa un sistema de alarma cuando detecta una posible amenaza. Este sistema es el miedo.
El miedo realmente es una respuesta de supervivencia, que nos permite prepararnos para cualquier eventualidad.
Cuando se activa, nuestro cuerpo sufre cambios, no sólo a nivel fisiológico, sino también nuestros pensamientos y nuestro comportamiento enfocan su atención hacia ello.
La amígdala, como parte de nuestro sistema límbico, o cerebro emocional, es la que detecta las señales de peligro.
Por lo que, cuando uno se sube a un auto, la amígdala se enciende para estar en un estado de alerta, incluso no estando conscientes de ello.
Muchas otras regiones del cerebro entran en juego para procesar la información. Sin embargo, si el cerebro detecta “seguridad”, los sistemas de alerta se reducen.
Por decirlo de otra manera, hay dos sistemas antagónicos y se inhiben mutuamente. La corteza prefrontal (la que prevé las consecuencias de nuestros actos y nos hace tomar mejores decisiones) inhibe al cerebro emocional.
Cuando manejamos, la corteza prefrontal nos hace ser más responsables. Sin embargo, si nos sentimos seguros dentro del auto, podrías interpretar “menos amenazante” ciertas conductas al momento de conducir.
Al darte cuenta que el auto responde como quieres, es más probable que conduzcas al límite del auto.
Si sabes que los frenos responden muy bien, podrías estar aumentando la velocidad y guardando menos tus distancias.
Sin embargo, el auto no controla ni puede hacer mucho con las capacidades al volante del conductor.
Lo consideres amenazante o no, 120 o 150 km/h siguen siendo velocidades de riesgo.
– 120 km/h equivale a caer desde una altura de 57,6 metros.
– 200 km/h, equivale a caer desde una altura de 160 metros. Para que te des una idea, ¡sólo veinte metros menos que la Torre Latinoamericana!
Quizá tú estés relativamente más protegido. Pero las demás personas no, y créeme: no querrás ser responsable de una tragedia irreversible.
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