Levante la mano quien ame los coches chiquitos. Levante la mano quien tuvo uno de los modelos más icónicos en nuestro país y que al día de hoy muchas marcas desesperadamente intentan replicar. El Renault R5 o “Zapatito” como lo llegamos a conocer en México sin duda llama la atención incluso al día de hoy.
Si viviste en una cueva todo este tiempo, permíteme recapitular nuestra entrega de este #ViernesVintage. R5 fue un vehículo hatchback para 4 pasajeros de 3 o 5 puertas, siempre con tracción frontal y producido por el fabricante francés por dos generaciones. Conozcámoslo a profundidad.
¿Quién habría imaginado que Renault R5 surgió en los fines de semana fuera de los horarios de trabajo principal de su diseñador? Michael Boué, autor del automóvil, llevó su trabajo a los ejecutivos de Renault y les gustó tanto que autorizaron su producción.
1972 fue su año de debut, surgiendo a la par de una moda de autos europeos súper compactos impuestos por la marca inglesa Mini. Una lástima saber que Boué no alcanzó a ver su creación al fallecer en 1971 debido a una enfermedad.
¿Pero cuál era la ventaja que tenía nuestro genial Zapatito ante el enorme mercado de los compactos? Combinaba una genial practicidad con un manejo divertido gracias a su configuración de motor y tracción frontales.
Impactante en Europa y sobre todo en su país de origen (como sucedió con Volkswagen Safari), Renault Zapatito era una mezcla de todo lo que la clase media quiere: funcionalidad, robustez, atractivo inmediato y facilidad de reparación.
Renault R5 no era más que una versión más corta, estética y juvenil que su predecesor e igualmente popular Renault 4. El vehículo de Boué no sólo heredaba la suspensión por barras de torsión sino también la disposición longitudinal del motor.
Todo estaba adelante. Esto significaba que con su frontal moderno de faros rectangulares que le daban un aspecto sonriente, era capaz de aumentar el espacio de las puertas para su fácil acceso a las plazas traseras así como adaptar una cajuela de hasta 270 litros de capacidad.
Los motores OHV de Renault se adaptaron a uno de 845 cc. Sin embargo, los más grandes para las versiones más altas llegaban a los sorprendentes 1,397 cc en Europa. Las potencias iban desde 36 caballos de fuerza para el modelo base hasta los 62 HP en un coche que en su más pesada presentación apenas llegaba a los 810 kilos.
La producción de Renault R5 se tradujo en más de 5.5 millones de ejemplares producidos a nivel mundial a lo largo de 14 años. Pero no sólo tuvo que ver un diseño amigable en un coche accesible y atractivo.
La mercadotecnia de Renault hizo un gran trabajo en detectar a sus potenciales clientes. Desde un inicio pensado como un vehículo de costo eficiente, Renault sabía que los más jóvenes eran su verdadero target.
Pequeño para estacionarse fácilmente. Una carrocería con defensas de plástico que aguantaba golpes pequeños. Una cajuela y espacio interior más grande de lo que parecía. Y sobre todo, un manejo divertido y dinámico.
Tanto fue así que en su país de origen se llegó a ofrecer una versión exclusiva con techo de lona. Entre sus múltiples versiones ofrecidas, llegó una versión llamada Alpine que participó en numerosos campeonatos deportivos con capacidades de llegar hasta 177 kilómetros por hora con un motor 1.4 litros y una aceleración de 0-100 en 9.7 segundos.
Renault R5 llegaría a México a finales de 1975, una vez consolidado en Europa y un año antes que en Estados Unidos donde se le conocía como Renault Le Car.
Fabricado en la paraestatal Dina en Ciudad Sahagún en Hidalgo, la versión mexicana llamada oficialmente Renault 5 TL, tenía sus diferencias interesantes respecto a la versión ofrecida en Europa.
A pesar de que este R5 mexicano contaba con una motorización totalmente distinta, un 1,300 cc de 56 caballos de potencia; mantuvo exactamente el mismo diseño del modelo original francés.
Ofertado bajo el principal atractivo de un sensacional consumo de gasolina, R5 se vendió como pan caliente en México.
Renault R5 sería el nombre oficial del vehículo hasta 1979 donde cambió a Renault 5 Mirage (a pesar de que ya había adoptado su icónico apodo de Zapatito).
El Mirage representó primero que nada cambios estéticos. La defensa delantera era más grande y envolvente al utilizar las mismas piezas que la versión Alpine de Europa así como asientos delanteros con reposacabezas integrados.
Dos años después, Mirage recibió los faros delanteros del Renault Le Car norteamericano también con esencia cuadrada y preservando ese look sensacionalmente deportivo.
Finalmente, Renault R5/Mirage llegaría a su fin. Un año antes de su descontinuación en México, en 1984, se despidió Zapatito con una última innovación en nuestro país al introducir un motor 1.4 litros que reemplazaba al 1.3 original.
Mientras que en Europa se mantuvo en venta en lugares como Francia, España y Eslovenia, el súper icónico R5 eventualmente se despediría a nivel mundial en 1996 al ser reemplazado por otro coche en camino también a ser legendario: Renault Clio.
Pocos coches me producen tanta nostalgia y deseo de retornar a las viejas épocas como éste. Un coche pequeño, genuinamente atractivo y con accesibilidad para los más jóvenes. Pero hey, se vale soñar.
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