Nos encantan los vehículos subcompactos en #ViernesVintage y esta semana partimos con nada más y nada menos que un absoluto héroe. Renault Clio no solamente es uno de los modelos más famosos a nivel mundial sino que gracias a su legado, el fabricante francés goza de una popularidad notable actualmente.
Clio no solamente es uno de los vehículos mejor vendidos en todo el continente europeo. Además, es el único coche en la historia en obtener el galardón a mejor vehículo europeo del año en más de una ocasión junto con Volkswagen Golf. Estos premios sin embargo no se comparan con el efecto que tuvo además en el rescate de una empresa que estaba en aprietos severos.
Renault Clio fue una de las piezas claves que contribuyó enormemente a rescatar de la ruina a la marca francesa. Por el año de 1984 y en pleno descenso de un modelo titánico para la marca como el Zapatito, el fabricante arrastraba problemas financieros severos.
A pesar del éxito de R5 y la introducción de quizás uno de los primeros vehículos multi propósito con el Renault Espace, la situación financiera de la marca era tan grave que incluso el gobierno francés tuvo que intervenir.
Fue así que se optó por la designación de Georges Besse como líder de la compañía quien implementó una reestructuración fuertísima. La reducción de costos, el retiro casi por completo de las carreras deportivas e incluso una reducción de personal fueron varias de las medidas que se tomaron.
La situación grave se tornó a tragedia cuando Besse fue asesinado en 1986 por un grupo de raíces comunistas. Antes de pasar a puntos catastróficos, se decidió que Raymond Lévy tomara cargo para seguir con la política de Besse para regresar a la estabilidad económica en Renault.
Después de una reestructuración casi total y la venta de AMC a Chrysler, la firma francesa decidió enfocarse a lidiar primero que nada con recuperar la pérdida de ventas nacionales. Ya con una condición más estable, en 1990 Renault Clio se presenta como la solución para recuperar ventas en el mercado europeo.
Pensado como una evolución de R5, Clio era el nuevo automóvil compacto del segmento B de la marca. Disponible solamente en carrocería hatchback de 3 a 5 puertas, este coche fue el primer paso de la marca de abandonar la designación tan común de letra con número que había adaptado la marca en la mayoría de sus automóviles.
Nombrado a partir de Clio, una de las nueve musas de la mitología griega, la primera generación heredó tanto la suspensión del R5 (tipo McPherson delantera con resortes helicoidales) así como el panel del suelo. El rango de motores disponible estaba entre un 1.2 o un 1.4 litros de 4 cilindros para las opciones en gasolina; y un 1.7 0 1.9 litros para la oferta en diesel.
Existieron primordialmente tres niveles de equipamiento. El nivel superior, el RT, contaba con frenos de sistema antibloqueo, seguros y ventanas eléctricas, asientos tipo cubo y faros antiniebla e incluso controles de audio detrás del volante.
Fue apenas un año después, en 1991 cuando la marca optó por realizar el primer face lift del vehículo que se apodó la “segunda fase”. Principalmente se enfocaron los esfuerzos en actualizaciones estéticas mínimas al frente y mejoras en cuanto a las cuestiones mecánicas. Es decir, una evolución muy sutil.
Para mayo de 1996, Clio recibiría un rediseño bastante más elaborado señalado como la “tercera fase”. Esta ocasión, el 1.2 litros sería reemplazado por un DF7 DiET de 1.4 litros para mejorar el rendimiento de combustible. Sin embargo, esto se vio afectado con un menor desarrollo de poder. En esta ocasión, Clio ahora tenía una forma más redonda separándose de las raíces más cuadradas de versiones pasadas.
Renault Clio obtuvo eventualmente múltiples ediciones especiales. Por ejemplo, la adaptación de una versión de lujo apodado Baccara que contaba con asientos de piel e insertos de madera en la consola. Sin embargo, las versiones realmente interesantes eran las deportivas.
Para la primera, Renault Clio se lanzó en versión hot hatch también en 1991. Mientras que su estilo estético permaneció inalterado a esa primera versión de Clio, se adaptó un 1.8 litros de 109 caballos de potencia así como frenos de disco en todas las ruedas.
Apodado el RSi, esta versión de Clio incluso tomaba elementos prestados de Baccaar. Con la ayuda de versiones adaptadas sin catalizador, RSi ofrecía velocidades de hasta 212 kilómetros por hora y un 0-100 en unos sorprendentes 7.8 segundos.
Por si fuera poco, Renault lanzaría también otra versión deportiva apodada Clio Williams, celebrando su asociación con el equipo inglés de Fórmula 1. Con su motor de 2.0 litros de inyección de combustible multipunto, esta versión llegaba a erogar hasta 147 caballos de potencia y fue altamente popular en Europa.
La influencia del coche en los mercados europeos y el creciente interés a nivel mundial de producirlo llevó a que Renault Clio obtuviera el premio a mejor automóvil europeo en 1991. Poco después, se convertiría en uno de los modelos más vendidos en Europa y se establecería como referente en el mercado de coches compactos.
El grandioso éxito de Renault Clio resultó en la eventual fabricación de su segunda generación en 1998, misma que coincidiría con su llegada a México. Celebrando su aniversario el 9 de marzo y con un precio introductorio de tan solo 8,000 euros, el Clio nuevo venía con el objetivo de reducir peso y costos de reparación.
Por lo tanto, conservaría la misma distancia entre ejes que la generación pasada pero eso sí, actualizando la suspensión así como la introducción de bolsas de aire laterales en la versión de entrada.
En un esfuerzo conjunto entre Nissan Mexicana y Renault, las dos compañías eventualmente se aliaron para traer esta segunda generación de Clio a México. Fabricado en la planta de Nissan de Aguascalientes, esta versión de obtendría un motor hecho por Renault pero sería comercializado bajo el nombre de Nissan Platina.
Un 1.4 litros de 4 cilindros y 16 válvulas conectados a una transmisión manual de 5 velocidades. Además, asimilando su carrocería de tipo sedán que había sido introducida para esta generación de Clio.
Justo como sucedió con la generación pasada del vehículo, su versión estilo hatchback recibiría una segunda fase. Se distingue con unos cambios estéticos importantes en 2001 con una rejilla única e interior rediseñados que se adaptarían en México unos años después.
Oficialmente bajo el nombre de Renault, Clio llegaría a México en el año de 2001 con la adaptación de un motor de 1.6 litros de 16 válvulas. Más adelante se presentaría un motor diesel de 4 cilindros 1.5 litros que erogaba 82 HP. Al año siguiente, se lanzaría también la versión con un motor V6 apodada L7X. Ésta celebra la introducción del modelo Sport de 3.0 litros que producía hasta 255 caballos de potencia con esas modificaciones estéticas que hacían más robusta a la carrocería.
De esta manera, Renault Clio siguió continuó con una evolución constante en mecánica cada año hasta que obtuvo nuevamente el premio al vehículo europeo del año en 2006. Este sensacional vehículo por lo tanto sigue siendo incluso al día de hoy una de las mejores opciones ya sea para un vehículo compacto o para quienes deseen un hot hatch de desempeño brutal.
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