Sin duda, estamos en tiempos de reflexión. Con la actual crisis por la pandemia, todavía es pronto predecir cómo la sociedad va a cambiar en los siguientes meses o años. Sin embargo, incluso antes de la crisis, ya nos encontrábamos en un punto de inflexión con respecto al futuro.
En los últimos años, hemos visto cómo los grandes fabricantes automotrices han estado generando y participando en congresos y foros donde se abordan temas como el futuro de la movilidad, innovación, sustentabilidad, tecnología y muchos más. La finalidad es abordar temas complejos dialogando desde diversas perspectivas.
Hace unos años, estuve en el Foro de Sustentabilidad de BMW, y no sólo estuvo presente el embajador de Alemania, sino también representantes del gobierno mexicano. ¿La razón? El futuro del auto no es el desarrollo de tecnologías únicamente, sino también las regulaciones y normativas que conjuntamente tienen que ir cambiando para su implementación. Y, por supuesto, la sociedad juega un importante rol en esto también.
Ford Ingenious Minds es un foro de innovación creado por la marca en México, el cual congrega a ponentes y expertos internacionales, quienes aportan su visión de futuro desde sus industrias.
En el primer foro, David Keith, profesor asistente de dinámica de sistemas en la MIT Sloan School of Management, dio una ponencia que planteó de forma clara y concisa los desafíos de la industria automotriz y la sociedad en los siguientes años.
Su investigación y área de experiencia examina cuestiones que incluyen patrones espaciales de adopción de tecnología, restricciones de suministro en la producción, competencia de plataformas y el impacto de las nuevas tecnologías en el consumo de energía y el medio ambiente.
De esta manera, él comienza su análisis con una pregunta. ¿Cuál es el futuro de la movilidad? ¿Cuál es el papel de los fabricantes de automóviles como Ford y hacia dónde vamos desde aquí?
Como bien sabemos, actualmente el uso de autos conllevan una serie de problemáticas. Tal es el caso de la urbanización, tráfico, muertes por accidentes y la gente está cada vez más distraída y menos enfocada en conducir. A su vez, el reto de reducir gases de efecto invernadero por medio de la reducción de combustibles a base de carbón del sistema de movilidad es una necesidad urgente.
¿Cuáles son las soluciones que se han planteado hasta ahora para estos problemas? Conectividad, automatización, uso compartido y electrificación. Aunque parece que ya lo tienen resuelto, cada punto implica una serie de aspectos por solucionar.
Si bien los fabricantes ya ofrecen autos eléctricos en sus portafolios, el porcentaje de ventas es muy bajo. Esto significa que los autos de combustión que actualmente están a la venta y disponibles en el mercado seguirán estando en las calles por las próximas décadas.
De la misma manera, hay muchos proveedores y servicios que funcionan con base en el modelo actual. Por lo que el cambio a un nuevo paradigma no es sencillo. Más todavía, se ofrecen grandes visiones a futuro y hermosos conceptos. Sin embargo, la verdadera pregunta es cómo va a cambiar el rol de los fabricantes a futuro.
Si bien los fabricantes y las compañías de tecnología son buenas justamente en eso, en el desarrollo de tecnología, por ejemplo, de conectividad y automotización, hay preguntas que deben ser respondidas, como quién es dueño de los datos. A pesar de que el que llegue primero en esta carrera de conducción autónoma tendrá mayor ventaja, la regulación por parte de los gobiernos realmente importa.
Finalmente, no es lo mismo que mueran 40 mil personas por accidentes de tránsito en autos que ellos conducen, a que muera la mitad de esta cifra en autos que se conducen solos. Esto llevaría a que quebrara la industria.
En cuanto a los autos compartidos y servicios de movilidad, como Uber, pocas personas se fijan en el modelo del auto que los está transportando. De esta manera, por cien años, el modelo de la industria se basaba en el valor del auto en cuanto a su rendimiento, estilo, consolidación de marca, etc.
Pero, ahora, las compañías tienen que pensar en qué aspectos deben ser relevantes para destacarse de la competencia. Si bien esto es un reto interesante, no es sencillo. Los fabricantes ya no tienen esa relación directa con el cliente, pues lo tienen estas plataformas intermediarias. Por ello, en el futuro aún está por verse quién dominará en este aspecto.
Otro punto a considerar es que estas nuevas formas de movilidad demandarán cierto tipo de vehículos. Si su uso es para estar en el tráfico, debe ser un auto pensado para este uso y entorno. Al demandar características muy específicas, cuestiones como la potencia se delegan a un segundo plano.
A su vez, no es lo mismo un auto que se conduce dos horas al día por uso personal, que uno que conduce diez horas por ser usado en estos servicios. Evidentemente, el desgaste es mucho mayor y su vida útil se reduce. Todo esto impacta en la venta de autos nuevos.
Tampoco hay que dejar del lado que muchas veces en la visión de futuro se subestima el valor de poseer un auto propio. No cabe duda que hay muchas personas que por uso, funcionalidad y deseo seguirán buscando poseer su propio vehículo.
El desafío de los vehículos eléctricos no es tanto el cambio de plataformas y el desarrollo de nuevos sistemas del auto, porque en ese ramo los fabricantes son muy buenos, sino cómo van a lograr que los clientes los adopten.
Por ejemplo, en Noruega se ha logrado este cambio porque comprar un auto eléctrico es más atractivo financieramente. Es decir, los impuestos e incentivos fiscales lo favorecen. No sucede así en Estados Unidos, por ejemplo, donde los clientes aún no están convencidos. Como verás, es un reto convencer a un comprador que tomará este tipo de decisiones una vez cada diez años.
Según las predicciones, hacia 2040 y 2050 el 50% de los autos de las personas serán eléctricos. El hecho de que únicamente sea la mitad implica que paralelamente los fabricantes deberán seguir trabajando en tecnologías híbridas y motores de combustión eficientes.
Por último, y no menos importante, todo cambio de paradigma acarrea una serie de implicaciones sociales que deben ser cuidadosamente analizadas y sorteadas. ¿Por ejemplo? Cómo la implementación de las nuevas tecnologías impacta en el empleo de las personas.
De esta manera, David Keith finaliza en que las alianzas y compañías ganadoras serán las que logren satisfacer las necesidades / deseos de los clientes, pero también cumplir con los objetivos y expectativas de la sociedad.
Como decíamos en un inicio, la innovación es un punto crucial en la creación de soluciones a futuro. Por ello, este tipo de foros busca incentivar a las nuevas generaciones para que se interesen en temas de futuro.
Por ello, se abordan temas como la creatividad y la curiosidad, los cuales son el primer paso para generar soluciones a los grandes problemas que nos aquejan. Porque, indudablemente, aún queda un largo camino por recorrer.
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