El concepto del muscle car es algo complicadísimo de debatir, sobre todo entre entusiastas. ¿Podemos decir de todos los ejemplares cuál fue el primero? Algunos incluso dicen que la historia del muscle car puede rastrearse hasta 1949 con Oldsmobile Rocket V8. Sin embargo, Pontiac GTO es concebido como el primer muscle car altamente popular y disponible para un público sin la cartera de un banquero.
Fabricado desde 1964 durante 10 años, la historia del GTO es escabrosa y extraña, justo como nos encanta aquí en #ViernesVintage. Así que acompáñenme a descifrar el modelo que se empeñó en iniciar la competencia deportiva entre las marcas norteamericanas que al día de hoy sigue vigente.
Pontiac GTO a pesar de ser uno de los vehículos más importantes en la historia de General Motors, cuesta trabajo creer que a nivel interno estuvo a nada de ser descartado.
Dos razones principales. La primera era que General Motors había optado por retirarse de las competencias automotrices desde 1963. La idea de vehículos deportivos no estaba en el horizonte ni en GM y mucho menos en Pontiac.
Esto nos lleva a la segunda preocupación que caía en ofrecer un coche altamente deportivo en una marca híper dominante en un segmento de mayor edad. Apelar al desempeño era atraer clientes nuevos y jóvenes y solamente Dios sabía cómo iba a resultar. No obstante y sin miedo al éxito, ejecutivos de Pontiac comenzaron su desarrollo en secreto.
Pero con todo el bagaje que traía la marca y la complicación de producirlo como un vehículo independiente, Pontiac GTO nació como una variante de Pontiac Tempest en 1964. GTO indicaba el tope de gama no sólo en cuestión de interiores sino que adaptaba algo insólito para ese modelo: un V8.
General Motors pensaba que solamente 5,000 de estos modelos se venderían en su primera presentación. Pero el resultado fueron 32,450 unidades adquiridas. Y la razón de esto es que nadie estaba produciendo un vehículo como Pontiac GTO.
Ford Mustang llegaría un año después y Chevrolet Camaro no sería presentado hasta 1966, entonces Pontiac GTO con su nombre heredado a partir del Ferrari 250 GTO, para el cliente joven era una idea inédita. Preservando las carrocerías coupé, hardtop y convertible de Tempest pero con 325 caballos de potencia, transmisión manual de 4 velocidades y suspensión deportiva; GTO era una oferta sin igual.
Ante ese evidente éxito, GM decidió producir en 1966 GTO por primera vez como un modelo individual. La plataforma A de General Motors fue rediseñada pensando en este automóvil para darle una mayor longitud a la carrocería pero al mismo tiempo mantener un peso casi idéntico. Además, preservó las carrocerías coupé, hardtop y convertible de la variante en Tempest.
Nuevo panel de instrumentos, asientos más altos y delgados, carburadores especiales; todo estaba combinado con un motor ahora más poderoso de 360 caballos de potencia.
Un año después recibiría GTO un pequeño facelift principalmente en faros traseros reemplazados por ocho luces traseras así como una parrilla nueva. Mientras tanto, la potencia permaneció inalterada básicamente a excepción de un nuevo carburador de 4 barriles Rochester pero con cifras muy parecidas al original. Esto se tradujo a un total de 81,722 unidades vendidas.
El futuro pintaba bien para General Motors y por ello la segunda e icónica generación de Pontiac GTO llegó al mercado en 1968. En esta nueva visión, se redujo la longitud del vehículo y se hizo más bajo para aprovechar ventajas aerodinámicas.
En segundo lugar, los faros verticales presentes en las versiones pasadas fueron reemplazados por luces horizontales que además, por un costo extra, podías ocultar debajo de una barra en la parrilla y dándole un aspecto rudo y amenazante a tu coche. Sobra decir que esa opción fue todo un éxito.
GTO en su versión estándar de esta generación ofrecía 350 HP que podías adaptar con llantas radiales para mejorar el manejo o, sin costo, adaptar unos neumáticos con bordes blancos recordando la década de los 50. Las pruebas dictaban que el coche completaba el cuarto de milla en 14.7 segundos a 156 kilómetros por hora.
Sin exagerar, la marca podía decir que estaba ante uno de sus mejores modelos en la historia. Fue a partir de ahí que desde 1969 hasta 1972, cada año vio un GTO actualizado.
Su quizá más notable facelift fue el de 1970 donde los faros que se ocultaban fueron reemplazados ahora por faros redondos y una parrilla mucho más pequeña. Los motores base fueron heredados de la presentación pasada con esos 350 HP.
En pleno éxito del Pontiac GTO, su tercera generación en 1973 venía a la par de las nuevas legislaciones en Estados Unidos para restringir los motores potentes pero gastalones. La marca optó por regresarlo nuevamente a ser una opción al paquete LeMans, lo cual erradicó la carrocería hardtop del catálogo.
GTO comenzó a tener enfoque además más lujoso debido en parte a que el fabricante comenzó a notar que sus clientes tenían más edad y ahora buscaban el confort antes que otra cosa. Sin embargo, el experimento no trajo los resultados esperados.
Con una potencia reducida a 230 caballos, el Pontiac Grand Am comenzó a ser la opción favorita de los clientes en cuanto a deportividad. Combinado con eso, la estética general de la firma en esta época se cree que no fue del gusto del público. Poco a poco comenzaron a apartarse los clientes no sólo de GTO sino de Pontiac en general.
1974 vio la última generación de Pontiac GTO cuando General Motors se dio cuenta de que no podía seguir compitiendo internamente con el nuevo éxito de Grand Am.
Esto combinado con una excusa perfecta de Pontiac para entrar dentro del mercado de muscle cars compactos del Ford Maverick, Plymouth Duster y AMC Hornet; GTO se adaptó nuevamente como una opción pero esta vez para el Pontiac Ventura.
Tres velocidades manuales, una parrilla especial, un motor V8 con el carburador Rochester que producía 200 caballos de potencia y todo con un pago extra de sólo 461 dólares al precio original de Ventura no fueron suficientes para mantenerlo vivo. Aunque las ventas aumentaron respecto a los modelos pasados, Pontiac no pudo justificar la producción del vehículo dentro de sus líneas.
La falta de interés en los muscle cars le dio tan duro al Pontiac GTO que sin mucho glamour desapareció del catálogo en GM. No obstante, creo que podemos decir sin duda alguna que su icónica silueta y el concepto que trajo consigo basta para que lo recordemos como un grande para la industria automotriz.
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