Muy temprano acudimos a lo que se convertiría en el escenario de una misión secreta y, por lo tanto no podemos revelar la ubicación, no se trataba de una cita cualquiera, en esta ocasión una bestia que emergió del garaje de Nissan estaba por arribar al lugar, dispuesta a erizarnos la piel con el furor de su motor. El GT-R, mejor conocido como Godzilla estaba por desatar su furia.
Desde su aparición en 2007, el GT-R, causó sensación en la industria automotriz internacional, gracias a las enormes prestaciones deportivas con las que cuenta poniéndose a la altura de los bólidos de Porsche, Ferrari y Lamborghini, dejando en claro que Nissan era capaz de desarrollar un auto de high performance.
Tras su presentación sus prestaciones serían sometidas a múltiples pruebas en los circuitos más demandantes del deporte motor, con rivales que en teoría serían superiores, no obstante uno a uno irían mordiendo el polvo y paulatinamente el GT-R se ganó el sobrenombre de Godzilla debido al rugido de su motor V6.
Visualmente este deportivo es alucinante, sus líneas afiladas denotan su espíritu deportivo con un alto grado de emotividad. El frente conlleva la genética que presumen los recientes lanzamientos de Nissan. mientras que sus enormes tomas de aire le dan un carácter intimidante, además de optimizar la ventilación de su motor y su sistema de frenos.
Lateralmente luce compacto y sólido, sus enormes ruedas son un anticipo del agarre con el que esta fiera puede atacar el asfalto. La parte trasera completa el cuadro con un enorme alerón que despeja cualquier duda de que el GT-R es un deportivo de cepa.
La hora de ponernos al volante de la bestia había llegado y al entrar en el habitáculo de inmediato se percibe la calidad de sus materiales, en los que predominan la piel y los insertos de aluminio, además de la ergonomía de sus instrumentos y la configuración deportiva de sus asientos que otorgan una excelente sujeción al momento de desafía a la física.
Las paletas de cambio, detrás del volante forrado en piel, sacan al piloto que todos llevamos dentro, mientras que su volante ofrece un control inmejorable al momento de maniobrar.
El olor a neumáticos quemados y a gasolina llenaron el recinto, mientras que uno a uno de los miembros del equipo, incluso Ricardo Sánchez, bajaba del GT-R con una sonrisa que sólo es capaz de producir un auto de las características de este deportivo.
El veredicto al que se llegó fue unánime, luego de acelerar con singular alegría, es que esta bestia te lleva a conocer tus límites en los que si le pides te da, pero si te sobrepasas te muerde, además de ser un estandarte de las capacidades que tienen los ingenieros de Nissan al momento de entregarnos un deportivo que cumple con nuestros sueños de velocidad.
El único punto que nos queda a deber el GT-R es la confirmación de su llegada a México, después de probarlo, estamos seguros de que Godzilla tendría un buen hogar en más de un garaje de los amantes de la velocidad mexicanos.
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