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Que no te dejen engañar tus ojos. Este coche es todavía más impresionante de lo que crees.
Muchos consideran que la década de los noventas fue la época dorada para los supercars. Y quizá no existe un modelo más loco que el Vector W8. Diseñado por la compañía independiente Vector Aeromotive Corporation, este automóvil que inició como un concepto pasaría a convertirse en uno de los automóviles más extravagantes en la historia.
Basado en un prototipo anterior de la compañía llamado W2 de 1976, el W8 está inspirado en coches como el Alfa Romeo Carabo así como en jets militares norteamericanos. Si no lo conoces, pensarías que su diseño exterior es lo más futurista de este carro. No podrías estar más equivocado.
En 1989, la creación del Vector W8 respondía al deseo de Gerald Wiegert, el fundador de la compañía, de ofertar el súper coche hecho en Estados Unidos más loco en existencia. Junto con 80 empleados y un presupuesto ultra limitado, el primer paso fue en concebir su icónica silueta.
Elaborado por David Kostka, su plataforma utilizaba fibra de carbono y paneles en Kevlar montados en un monocasco de aluminio. Esto le ayudó a reducir su peso total a apenas 1,506 kilogramos, tomando amplia parte del presupuesto. Esto implicó un sacrificio enorme que obligó al coche a cortar gastos en su motor y transmisión.
Sorprendentemente, el coche montaba un moto V8 de 6.0 litros Rodeck que utilizaba un Corvette de la época. Así como una nada espectacular transmisión automática Hydramatic de apenas 3 velocidades.
No obstante, la marca la modificó ambos componentes enormemente para eventualmente convertirlo en uno de los carros más rápidos del planeta. El resultado fue una potencia de 625 caballos y 649 libras pie de torque. La marca reportaba una velocidad máxima de 389 kilómetros por hora y un 0-100 en menos de 4 segundos.
Pensar que el motor y la peculiar estética del Vector W8 son sus únicas especialidades es un error. Aunque no lo creas, este coche se convirtió en uno de los primeros en adaptar tecnologías y comodidades al interior que no se verían en otros carros sino hasta décadas después.
Lo primero que hay que señalar era la inclusión de un control de crucero. A pesar de que la tecnología ya existía, su presencia en supercars era virtualmente inexistente. Otra cuestión sorprendente era un ajustador boost. Este switch le permitía al conductor controlar desde la cabina la cantidad de poder disponible de manera inmediata al coche; una tecnología cada vez más presente en súper coches modernos.
En cuanto a cuestiones de la consola, el W8 también adaptó un estéreo de Sony con reproductor de CD. Esto era sumamente raro a inicios de los noventa y Vector lo hizo todavía más extraño adaptándole un sistema para introducir hasta 10 CD’s intercambiables.
Pero la joya de la corona sin duda alguna era el cluster de instrumentos. Sorprendiendo al mundo entero en 1989, el W8 utilizaba una pantalla totalmente digital para mostrar información clave desde el velocímetro hasta el nivel de combustible. La pantalla era directamente heredada de un avión de combate de la época y actualmente no existe forma de reemplazarla si llega a descomponerse.
A pesar de las intenciones de convertirse en una referencia en el mundo del supercar, el Vector W8 no tuvo chance de competirle a los modelos establecidos. A un precio de 600,000 dólares nuevo, los entusiastas prefirieron gastar su dinero en marcas consolidadas históricamente. Todo esto a pesar de que su diseño y tecnología causaron revuelo en la época.
Por ello, de 1989 a 1993 solamente se produjeron 20 ejemplares en toda la historia. Aunque se trata de uno de los vehículos más extraños en la historia, sorprende que estas obras de arte no hayan superado el millón de dólares en subastas. Sin embargo, podemos estar seguro de que con el paso de los años, el W8 se convertirá en uno de los modelos más deseados del planeta.
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