Un auto deportivo de altas prestaciones es una gran inversión para una armadora que no regularmente lo hace, con una red de distribuidores que necesita vender volumen y con un mercado mundial donde la participación de mercado está en otros segmentos y no en los llamados súper autos. Sin embargo, estamos viviendo una época donde armadoras están desarrollándolos, los ejemplos son muchos. En Detroit vimos el Ford GT que apenas llegará a algunas decenas de producción, qué decir del esperado y quizás para algunos un deseo que casi no se hace realidad como el Acura NSX, hoy con motores eléctricos y de gasolina. Por su parte, Chevrolet cada día le concede más importancia a sus autos deportivos como las Series V de Cadillac y Corvette hoy en día vive sus glorias con variadas versiones que le aseguro lo llevarán aún más allá; lo mismo pasa con el Dodge Viper que estuvo casi por desaparecer y hoy artesanalmente hace algunas unidades al año. Aun marcas más pequeñas como Porsche desarrollan este tipo de vehículos para lograr poco volumen, y así le puedo citar una gran gama de productos, qué decir del R8 y la lista sigue.

Hoy los vemos y en 2015-2016 los seguiremos viendo, sus ciclos de producto son más largos, es decir, no buscan mercado por su innovación constante sino por sus características intrínsecas.

Los vemos por varias razones: en épocas como estas con un gran mercado y negocio automotriz en Estados Unidos, existe el capital para invertir en ellos. Segundo, porque son la oportunidad de llamar la atención de clientes que no consideraban una marca y así llevar a más clientes a distribuidores. Tercero: porque ayudan a desarrollar productos, materiales, tecnologías, evolucionar en temas como electricidad y seguridad, lo que luego se traduce en aplicaciones al resto de su gama parea mantenerla innovando constantemente hacia sus ciclos de vida, donde sí existe volumen.

Así los altos deportivos en marcas de volumen mundial, no hacen sino complementar el negocio, si bien no en la ganancia por cada unidad vendida, sí como un brazo de marketing con gran comunicación de la marca y el auto, desarrollo de tecnología y le diría, hasta logra unir a los equipos de cada armadora en el sentimiento de emoción que estos productos les producen en su identificación con los valores de su marca.

Para los entusiastas, nos tienen encantados en esta época, aprovechar esta buena era automotriz y su transición a autos deportivos y su transición de la gasolina a complementarse con la energía eléctrica. Muchos caballos y alto voltaje, suenan a buenos negocios. Finalmente estos autos son los que hacen las leyendas de cada marca, un activo histórico invaluable para el presente y futuras generaciones.

memolira@memolira.com

Rita Segura

Comunicóloga especializada –y apasionada– de los medios impresos y electrónicos. Los carritos, mi fascinación.

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