Históricamente y por su colocación en el calendario como la última carrera de la temporada, Japón ha sido decisiva para 12 Campeonatos de Pilotos. El Gran Premio de Japón comenzó su historia en la polémica temporada de 1976, y por qué decimos polémica, nada más y nada menos que fue la temporada en la que Niki Lauda sufre un terrible accidente en la pista Nürburgring, que a consecuencia le deja cicatrices de quemaduras para toda la vida. El austriaco regresa a competir por el título mundial de pilotos, encabezando la clasificación hasta la última fecha, pero resulta que la lluvia aparece durante la carrera de Japón, haciendo que las condiciones de manejo sean sumamente complicadas. Lauda decide abandonar dejando la posibilidad abierta a James Hunt para coronarse, el británico llegó tercero, lo que fue suficiente para rebasar a Niki por un punto en el mundial de ese año.
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Un año más tarde, Hunt gana el GP de Japón, pero un accidente de Gilles Villeneuve y Ronnie Peterson dejó a un oficial de pista fallecido, lo que valió para que la FIA cancelara por 10 años más tarde. En 1987, se utilizó el nuevo Circuito de Suzuka, al sudoeste de Nagoya. El circuito se encuentra dentro de un parque de atracciones, fue diseñado por el holandés John Hugenholtz y pertenece a la empresa Honda, que lo utiliza como pista de pruebas. Entre los aspectos más interesantes del circuito está su forma en ocho, la única del calendario de la Fórmula 1. Ese año también se decidió el título en Japón, al chocar en prácticas Nigel Mansell en su Williams-Honda, el título quedó en manos de su compañero de escudería Nelson Piquet.
Igualmente, las temporadas 89 y 90 trajeron uno de los desenlaces más «feos» del Campeonato de Pilotos, y es que la rivalidad entre Ayrton Senna y Alain Prost dejó al primero como campeón de 1990 y al francés como campeón de la temporada 89, pero gracias a un choque entre ambos, que bloqueaba la posibilidad de pelear por el título al rival, garantizándose el Campeonato de Pilotos tras la «provocación» de un accidente.