Fotografía: BMW.
Con mayor frecuencia tengo la fortuna de conducir vehículos que reconocen el carril por el que circulan y que se acercan al manejo autónomo. Son capaces de corregir el volante para mantenerme dentro del camino y alertarme a cualquier velocidad. Además, el control de crucero adaptativo asiste para reducir la velocidad o aumentarla de acuerdo con las circunstancias de tráfico. Con solo presionar el acelerador, el vehículo vuelve a su marcha hasta alcanzar la distancia seleccionada del auto de adelante o la velocidad configurada.
Hace dos décadas que hacía esto en las pistas de desarrollo de vehículos. Una tecnología que parecía increíble en cuanto a manejar sin manos; después manejar sin poner los pies en los pedales y hasta hace algunos años que me he subido a dispositivos autónomos, es decir, sin manejar, solo colocar el destino y listo. Parece increíble, pero lo han conseguido.
El verbo manejar, según expertos, podría quedar solo para los entusiastas de la conducción, para la segunda mitad del siglo. Me explico, hoy por la mañana salí muy temprano en la Subaru Forester, la cual es mucho más certera a la hora de detectar obstáculos, frenar de emergencia, mantener la velocidad máxima, detectar si me estoy durmiendo o distraído, y lo básico, si alguien no lleva puesto el cinturón de seguridad. Hace una semana hice casi lo mismo en la Pathfinder de Nissan y la Frontier, por toda la tecnología de Nissan Intelligent Mobility.
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En el segmento de lujo, en los alemanes, esto es ya una constante en sus nuevos modelos. Pero una de las conducciones autónomas más acertadas me ha tocado en el KIA K5, en Stinger y en sus SUVs. Los americanos están a punto de autorizar caminos para la conducción autónoma.
¿Qué quiere decir esto? Que la carrera por el manejo autónomo y la movilidad sin accidentes ya viene y que, en 30 años podrían existir ciudades, zonas en carreteras y hasta países que prohíban al humano manejar. Pues será mucho más seguro que el vehículo, infraestructura y navegación satelital, lleven a un buen destino sin percances ante lo errático que hemos resultado como humanos al manejar con el índice de accidentes que existen en el camino. ¿Será posible? De ser cierto, lo cual suena muy lógico, podríamos dejar el verbo manejar para el deporte motor y entusiastas que aún controlarán vehículos en pistas o tramos que así lo permitan. Pienso que prefiero un clutch, una palanca de velocidades y un gran motor, pero la tecnología al servicio del bienestar de la sociedad al parecer nos está cambiando, tal como cambiamos de la famosa Guía Roji a los navegadores y hasta aplicaciones como Waze. Más eficiencia, más seguridad y tecnología.
Fotografía: BMW
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