Después de seis años de crecimiento constante, la industria de vehículos en Estados Unidos enfrenta una coyuntura que, a ciencia cierta no presenta certidumbre, y más cuando se esperaba que el triunfo de Hillary Clinton brindara continuidad al proyecto de Barack Obama.
Sin embargo, el plan de Trump podría estimular el crecimiento económico y reevaluar los estándares federales. Además se piensa que el congreso reduzca impuestos tal como lo propuso Trump, así varios norteamericanos podrían tener dinero para gastar en nuevos autos de mayores dimensiones, los cuales sabemos que dan el margen de ganancia a las armadoras.
No obstante no se tiene claridad al respecto, y eso es lo que apunta Steven Szakaly, economista en jefe de la National Automobile Dealers Association. Se espera que el año cierre con 17.4 millones de vehículos, poco menos que lo apuntado en 2015.
Según la planeación de Trump, se busca reducir las tasas de los impuestos sobre la renta para los distribuidores, a fin de que puedan estimular inversiones en tiendas y se enfoquen en los empleados, y una posible derogación en la llamada ObamaCare también podría reducir los costos de los dealers.
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