1964 fue un hito importantísimo para la industria automotriz a nivel global porque ahí se vivió el nacimiento de un modelo que al día de hoy sigue vendiendo como loco: el muscle car. El interés de General Motors por participar en este mercado a la alza resultó en uno de sus modelos más icónico de su gama: Chevrolet Camaro.
El muscle car o también llamado al principio pony car, tuvo un éxito impresionante por obvias razones. Imagínense a nosotros los jóvenes teniendo la oportunidad de combinar un diseño atractivo y agresivo con un motor poderosísimo a un precio muy accesible.
Simplemente era obvio que esta idea se vendería como pan caliente, sobre todo en esa época donde la gasolina y la inflación era mucho menor. General Motors por lo tanto, uno de los más grandes en ese segmento de precio tenía que pensar en una alternativa para sus clientes. Entonces, se pusieron a chambear.
Se tenía muy poco tiempo para crear la alternativa del muscle car. Por lo tanto, Chevrolet Camaro tendría que utilizar elementos ya existentes. En este caso, la plataforma más reciente llamada F sería crucial para desarrollar un chasís relativamente simple de producir y con una suspensión delantera independiente.
Lanzado a mediados de 1966, Camaro se lanzó al público con las versiones que llamaban atención al consumidor más joven: el coupé y convertible. Sin embargo, era importante mantener la idea de llevar 4 pasajeros por lo menos; sobre todo con la idea de distinguirlo de su hermano más deportivo, el Chevrolet Corvette.
Para el alma del vehículo de este #ViernesVintage, sus motores iniciaban en las versiones más sencillas donde la marca ofertaba un motor de 6 cilindros en línea de 3.8 litros o de 4.1. Para sus versiones más potentes, la opción era un motor V8 que llegaba a erogar hasta 325 HP.
Además de esto, la oferta de transmisión era amplia. Podías obtener una caja manual ya sea de 3 o 4 velocidades así como una automática Powerglide de dos relaciones.
Esto junto con su diseño atractivo de faros redondos en una parrilla negra le dio una ventaja competitiva significativa a Camaro. Sin embargo, el valor realmente interesante venía en sus versiones más exclusivas.
Chevrolet Camaro tuvo varias versiones que llamaron la atención no solamente de sus consumidores. Primero hablamos de una versión algo… extraña. El modelo llamado RS (que significaba Rally Sport) mientras presentaba básicamente los mismos motores de las versiones deportivas, incluía modificaciones estéticas donde destacaba la frontal con faros escondidos. Y ya. Eso era todo.
Naturalmente, Chevrolet sabía que esto no bastaría entonces, desarrollaron otra versión enfocada para el más entusiasta de la potencia llamado el SS. No sólo obtenía esta versión todas las modificaciones en diseño que venía en RS, sino que gracias a su mejor aerodinámica, además de una mejor suspensión y dirección; el coche realmente estaba hecho para correr.
Estas capacidades deportivas sorprendentes de Camaro llamaron la atención de equipos de carreras que empezaron a notar su gran desempeño y que querían utilizarlo como su modelo. Con ello vino una nueva idea de Chevrolet de llevar a cabo incluso otra versión todavía más interesante: la Z28.
Con su motor V8 de 4.9 litros alimentado por dos carburadores de cuatro cuerpos que erogaban en conjunto 350 HP, la idea de Z28 era contar con un vehículo que pudiera correr en pista sin necesidad de recurrir a una gran cantidad de modificaciones.
Pese a que esta versión de Camaro se había pensado desde un inicio como un automóvil de carreras, el éxito fue tan inesperado en ventas que se vendieron en total más de 20,000 unidades de esta versión exclusiva (y por lo tanto costosa) del Camaro; algo muy inusual sobre todo considerando el propósito original del coche.
Las experimentaciones de Chevrolet
Para 1970, la primera generación de Chevrolet Camaro llegaría a su fin y General Motors sorprendería para traer su nueva versión con cambios estéticos radicales. Aunque basado en esa misma plataforma F de GM, el diseño lo hacía parecer un vehículo totalmente diferente.
Sin embargo, eso no detuvo su éxito de ventas donde la gente seguía interesada por esa sensacional versión Z28 que eventualmente terminaría por eliminar el paquete SS de la oferta y consolidarse como la versión más deportiva del coche.
Los cambios de esta generación serían mínimos a lo largo de su larga vida de 11 años hasta que su tercera visión saldría al mercado en 1982.
Nuevamente, destacaría otro radical cambio en su diseño perro no se detenía ahí. Estos modelos de Camaro fueron los primeros en introducir inyección de combustible moderna a una caja de velocidades automáticas de 4 relaciones en un motor 4 cilindros para un cuerpo estilo hatchback.
Esto significó una mejora sustancial en el peso, reduciendo hasta 227 kilogramos a comparación de la generación pasada. La enorme potencia del coche, sobre todo en sus versiones exclusivas realmente podía apreciarse.
Evoluciones finales y renacimiento
Para su cuarto rostro, Chevrolet Camaro hizo su debut en 1993 con, oh sorpresa, otro rediseño casi total de vehículo. Reteniendo las mismas características de la carrocería original, es decir oferta de coupé o convertible; este modelo también contaba con un V6 ahora de 3.4 litros como entrada.
Además de su versión Z28 con su motor Small Block V8 y una transmisión manual de hasta 6 velocidades, esta generación vio e regreso triunfal de la versión SS en cantidades muy limitadas de un motor que llegaba a producir hasta 330 HP en su versión más equipada.
Junto con ese poder recibías mejor sistema de escape, neumáticos más grandes y una nueva suspensión diseñada para agarre y mejor manejo. Esto era el Camaro por excelencia.
Con todo el legado que había dejado atrás Chevrolet Camaro, se ha consolidado en la industria como uno de los modelos insignia y que recordamos con cariño cuando salió al mercado. Ni hablar de su reposicionamiento cuando se anunció que Bumblebee, el Transformer principal, sería basado en su nuevo modelo.
Un coche que ha atravesado una larguísima vida repleta de diferentes complicaciones y rediseños casi totales con cada nueva generación, Camaro fue una propuesta arriesgada con tal de presentar algo nuevo siempre a sus clientes.
Esa estrategia rindió sin duda sus frutos al consolidar una base de clientes leales desde su concepción en 1967. Podemos decir que muy pocos coches al día de hoy pueden presumir semejante herencia.
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