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Conoce la curiosa historia de este coche de los años 30.
Existe un vehículo de Bugatti que es todavía más demandado por los entusiastas automotrices que incluso Chiron o Veyron. Se llama Bugatti Type 57 y es el sueño de todo coleccionista de coches vintage. Diseñado por Jean Bugatti, hijo del creador de la marca; a pesar de ser producido entre 1935 y 1940, solamente salieron de la fábrica 710 modelos al público. ¿Pero qué es lo que lo hace tan demandado?
El primer Bugatti Type 57 se creó como un modelo de tipo grand tour específicamente diseñado para los súper ricos. El coche usaba un motor 3.3 litros de 8 cilindros en línea con 135 caballos de potencia. A pesar de ser producto de los años 30’s, sorprendió con una velocidad máxima alcanzaba los 153 kilómetros por hora.
De esta primera versión del Type 57, la marca europea solamente produjo 630 ejemplares. Lo que le llamó la atención al público entero al momento era su estética inusual así como su altura notablemente elevado, algo muy inusual para los coches de la época.
Los ejemplares “estándar” de Bugatti Type 57 son bastante raros por sí solos. Pero son los modelos de encargo especial los que son buscados por los coleccionistas más ricos del mundo.
La primera de sus variaciones más extrañas es el Type 57S/SC. Sus siglas en francés significan Surbaissé (bajo) y Compresseur (un compresor instalado por la marca para más potencia). El coche tiene una silueta única que lo hacía parecer coche concepto. No obstante, lo más impactante fue la adaptación de una suspensión independiente y un aumento de potencia notable hasta 200 HP y una velocidad máxima de 190 kmh. Solamente 43 ejemplares existen de esta versión.
Pero aunque no lo creas, existe una versión de Bugatti Type 57 todavía más exclusiva llamada 57SC Atlantic. Solamente 4 ejemplares se produjeron en toda la historia. Este modelo se distinguía por sus líneas de coupé al exterior y una carrocería hecha de aluminio y Elektron, un material exótico altamente durable y ligero.
Uno de ellos estaba pintado de color azul grisáceo y le perteneció a Victor Rothschild. En 2010 se adquirió en una subasta privada por 30 millones de dólares. El siguiente ejemplar fue destinado a un empresario francés Jacques Holtzschuch quien lo vendió a un segundo dueño quien murió en un accidente a bordo del vehículo. Posteriormente el vehículo se restauró pero el motor no pudo salvarse. Y el último le perteneció al tenista Richard Pope de color zafiro azul que más tarde adquirió el mismísimo diseñador de modas Ralph Lauren.
Pero nos falta uno de los Bugatti Type 57SC Atlantic. Conocido como La Voiture Noire (El Coche Negro en español) por su pintura, se cree que este ejemplar valdría en subasta por lo menos 114 millones de dólares. Pero hay un problema con este coche. Nadie sabe su paradero actual.
Originalmente, el vehículo fue destinado al piloto griego Nico E. Embiricos el 24 de agosto de 1936. Supervisado por Jean Bugatti personalmente, lo consideró como el mejor ejemplar de la marca jamás hecho. Finalmente, el coche terminó en manos del piloto Robert Benoist como regalo por Bugatti tras haber por ganado las 24 Horas de Le Mans en 1937.
Al estar constantemente cambiando de manos, no existe un registro fidedigno de a quién estuvo registrado el vehículo. La última vez que lo vieron fue a bordo de un tren en Bordeaux el 18 de febrero de 1941 antes de desaparecer de la faz del planeta. Lo más que pudo hacer la marca fue hacer un ejemplar moderno llamado La Voiture Noite en su honor. Sin embargo, el modelo original sigue perdido por Europa. Posiblemente esté abandonado en algún lugar y acumulando polvo el que podría ser uno de los coches más valiosos en la historia.
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