Tuve un Ford Mustang Convertible durante la semana y puedo decirte que es una de las pruebas que más he disfrutado. Las razones son muchas, pero la principal es que es un Mustang y...
Tuve un Ford Mustang Convertible durante la semana y puedo decirte que es una de las pruebas que más he disfrutado. Las razones son muchas, pero la principal es que es un Mustang y es descapotable… No hay nada más adictivo que un V8 a cielo abierto, así manejé a la leyenda ¿necesitas más?
Así nació, con carrocería coupé–fastback y convertible en 1964.5 en color Wimbledon White, pocos se imaginarían que aquel pony car escribiría la cantidad de historias que ha hecho a la fecha. Tener un Mustang GT Convertible a prueba es recordar esa historia pero mirando al futuro, ya que Ford no se ha quedado con los brazos cruzados y ha trabajando en el Mustang actual para ofrecer lo que el cliente espera –y más– de su corcel favorito.
La versión GT que –como sabes– cuenta con el famoso V8 de 5 litros a gasolina debajo del icónico cofre alargado. Ese famoso «Coyote» suena de manera magistral incluso a bajas revoluciones gracias a sus escapes dobles con cuatro salidas. Y también a la magia de la electrónica que te permite seleccionar no sólo el modo de conducción, sino el rugir de su motor.
Algo que destaco porque los ingenieros lograron meter la «música» del icónico bloque a la cabina, pero aislar de manera magistral el ruido ambiental. Y sí, no necesitas acelerarlo de manera dramática para poder disfrutarlo, puedes ir a 10 km/h, basta con que pises el acelerador con la punta del zapato para darte cuenta que estás manejando este caballo salvaje. Tip: el modo silencioso hará que se escuche casi como un Figo, por lo que si llegas tarde a casa… ¡Aplícalo!
Ford ha logrado que Mustang sea el deportivo más vendido de los últimos 5 años. Y mucho de ello lo consiguió gracias a un excepcional balance entre la deportividad inherente a este producto y a la comodidad de marcha; la suspensión trasera independiente hizo maravillas, pues ha ampliado los horizontes de esta sexta generación, logrando conquistar al planeta entero.
Este Mustang respeta sus orígenes: es un auto que luce bien, sexy por fuera y que no desentona al momento de manejarlo. Cualquier persona se puede divertir a 60 o a +200 km/hora (si las condiciones y la autoridad lo permiten) y, para los puristas la marca del óvalo dejó el Bullitt, o la caja manual de 6 cambios. Pese a su alargado capó, la visibilidad es muy buena y no se conduce radicalmente diferente a un sedán mediano, goza de esa dualidad de llevarte al límite –si le puedes– o de hacerte sonreír en línea recta frente al malecón.
El modelo 2020 corresponde a la sexta generación de producto, que debutó en 2015. En este año se incorporaron tecnologías de asistencia a la conducción bastante destacadas y una transmisión automática de 10 cambios que ayuda a mejorar el rendimiento de combustible, así como a conducirlo sin que el manejo sea brusco o salvaje. Y destaco esto porque debajo del cofre está un V8 con 460 caballos y 420 libras pie de torque, pero manejarlo es tan sencillo como domar un Fusion (a bajas velocidades y sin liberarlo con el modo Sport, Pista o Pista de Carreras).
Posee paddle shifters con SelectShift® al volante, bipolaridad que ayuda a conducirlo en tráfico pesado evitando la fatiga, o tomar las paletas y divertirse un día en pista o carretera.
Inicialmente se habían planteado los nombres: Torino, Puma y Cougar. Sin embargo Mustang surgió de la inspiración en el avión homónimo P-51 combatiente en la Segunda Guerra Mundial.
La marca no podía hacer referencia a aquel avión ya que estaba asociado a su fabricante de motores: Rolls-Royce. Y fue por ello que decidieron cambiar el concepto hacia el Mustang, caballo salvaje norteamericano. El logotipo fue diseñado por Phillip T. Clark, quien dibujó al Mustang corriendo hacia el salvaje oeste.
Dato curioso: el logotipo del caballo en Mustang desapareció en 1979, bajo la premisa de hacer de este auto uno más familiar. Regresó hasta los 90.